Suelen pasar desapercibidos pero siempre están allí. Nos referimos a los bolardos o pilonas, unos elementos esenciales en materia de control de accesos.
Ya sea delimitando zonas peatonales, residencias privadas o protegiendo negocios de técnicas delictivas como el alunizaje, cumplen una función fundamental como filtro de la circulación de vehículos.
Dependiendo de las necesidades, existen diferentes modelos. Cada uno cumple unas funciones concretas.
Los bolardos automáticos son ideales para frecuencias de uso medias o elevadas. Existen además modelos como el RI-H de Hörmann cuyo material reforzado ofrece una protección muy alta.
Los semiautomáticos, con muelles de presión de gas integrados, son recomendables para frecuencias de uso considerablemente más bajas que los primeros. Eso sí, estos no requieren conexión eléctrica ya que el bolardo desciende al presionarlo manualmente hacia abajo y se eleva automáticamente, gracias a un sistema de muelles de presión de gas.
Por su parte, los bolardos extraíbles son ideales para una frecuencia de uso muy reducida (aproximadamente 2 movimientos al día). Se montan y desmontan sin herramientas.
Por último, los bolardos fijos, con anclaje al suelo, son una solución tan tradicional como efectiva. Este modelo ofrece además una muy buena relación calidad-precio.
Nuestro compromiso, ofrecerte siempre la máxima calidad y servicio con el mejor precio garantizado
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